Académico de número de la Muy Ilustre Academia Internacional de Ciencias, Tecnología, Educación y Humanidades.
El fin de las vacaciones de verano es, históricamente, el momento en el que más rupturas se producen. Relaciones que venían “tocadas” reciben su puntilla con la convivencia estival, algo a lo que este año añadimos una pandemia en la que la convivencia durante más de tres meses ha sido 24×7: el verano “pandémico” traerá no pocos divorcios y, por desgracia, en más de uno y de dos aparecerá el componente de la violencia doméstica.
Nadie nos enseña a separarnos, y mucho menos a prepararnos para un proceso judicial en el que, además de cuestiones jurídicas, se mezclan sentimientos y emociones. Por mucho que queramos convencernos de estar preparados para afrontarlo nos engañaremos a nosotros mismos si no intentamos mantener la cabeza fría y trabajar para, en la medida de lo posible, superar el duelo lo mejor que podamos y, si tenemos niños, que podamos seguir estando presentes en su día a día, ya que ellos no son culpables de nuestra separación.
Las siguientes recomendaciones van encaminadas a que pueda afrontarse lo mejor posible el proceso judicial que se nos avecina, ya que aunque siempre será mejor un mal acuerdo a un buen pleito en no pocas ocasiones no se nos ofrece siquiera oportunidad de “negociar” al encontrarnos con denuncias sobre nuestra cabeza. El resultado que obtengamos dependerá de muchísimos factores, pero hemos de procurarle al letrado que nos represente todas las herramientas posibles para que pueda desarrollar su labor de forma óptima. En definitiva, se trata de darle los mejores mimbres que podamos para que sea capaz de hacer el mejor cesto que sepa, pueda… o le dejen, ya que buena parte del éxito o fracaso que podamos tener en el pleito dependerá de cómo “armemos” de prueba nuestra futura demanda. Por ello, debemos hacer una labor sorda y callada, casi clandestina, y estar preparados:
1-. Procura que no se note que recabas pruebas y bajo ninguna circunstancias las guardes en tu domicilio. Acumúlalas en tu trabajo o en casa de algún familiar o amigo, alguien de tu absoluta confianza.
2-. Abre un cuenta de correo electrónico exclusivamente para esto y nunca lo abras en un ordenador que esté en tu casa, ya que puede verse en el historial o incluso que tu clave sea «hackeada».
3-. No dejes de trabajar ni cambies ninguno de tus hábitos ni rutinas. Podrían sospechar.
4-. Da por sentado lo peor y prepárate. Piensa que pueden echarte de tu domicilio sin avisar, por lo que ¿qué tendrías que llevarte de tener solo unas horas para decidir o ir acompañado de la policía?, ¿quién te puede ayudar a transportar todo lo que necesitas? Si, además, tienes tu trabajo en tu propio domicilio, deja bien preparado todo aquello que te haría falta para poder seguir trabajando allá donde marches. Deja fuera de tu casa algo de ropa por si debes «salir en estampida» por la razón que fuera, para que tengas ocasión de arreglarte y asearte: si siempre es importante tener buena imagen y presencia, más en un juzgado.
5-. Piensa muy cuidadosamente qué le dirás a tus hijos si tienes que marcharte, pero nunca arremetas contra el otro progenitor. Recuerda, tus hijos no son culpables de que os separéis, para ellos sois su padre y su madre.
6-. No llames para que te ayuden a tus suegros bajo ningún concepto. Recuerda, son los padres de tu marido/mujer y siempre se pondrán de su lado porque la sangre tira mucho.
7-. Si sucede algo (episodios alterados, médicos, etc.) y es posible que intervengan terceros, llama urgentemente al 112, ya que ellos emitirán informe de intervención que podrás recabar en el futuro. Si acudes a Urgencias procura que en el informe se refleje exactamente lo que digas (p.ej., si acudes con tus hijos, que conste expresamente).
8-. Si eres detenido, es probable que la llamada donde se comunica tu detención la efectúe un policía en tu nombre. Por ello, es muy útil haber aleccionado a un amigo o familiar, de manera que sea este quien la reciba y avise a tu letrado.
9-. Si fueras detenido, justifica la actitud de tu ex ante la policía porque estáis atravesando un mal momento, pero que es buena gente: ello puede suponer (con mucha fortuna, eso sí) que no pases la noche en el calabozo.
10-. Ante el juez lo mejor son los monosílabos, raramente SI y normalmente NO, no a secas, sin más explicaciones.
11-. Una vez en el Juzgado de Familia, a lo hora de dilucidar las medidas de tus hijos, hay que pedir todo, desde el día de tu santo y cumpleaños al día de la primera comunión a que la pensión de alimentos que se marque a los hijos cuando alcancen la mayoría de edad sea cobrada directamente por ellos. Fundamental que no renuncies de inicio a la custodia de tus hijos, ya sea de forma monoparental o compartida.
12-. Es muy importante que vayas ahorrando, ya que te preparas para un camino en el que los costes, a todos los niveles son elevados.
13-. Por último, pero seguramente lo más importante: no olvides que el motivo por el que luchas y por el que, tal vez, tengas que pisar un calabozo por primera vez, son tus hijos. Ellos no tienen culpa de nada.